Clama al cielo, tal como nos han manifestado algunos turistas y peregrinos, el estado en el que se encuentran los accesos hacia la barca del Puntal. Cargados con sus mochilas, los visitantes atraviesan con grandes dificultades de movilidad el agujereado pavimento de la explanada, para adentrarse en toda una senda de obstáculos, residuos y basuras que les conduce hacia la playa donde, en contraste con la formidable estructura conformada en suelo santoñés, no hay nada más que una tabla y arena en cantidad. Es la imagen que da Laredo ante cientos de visitantes que, provenientes de distintos países europeos y de otros continentes, realizan a lo largo del año la ruta Jacobea, además de quienes utilizan esta misma vía de comunicación bien para acudir al Hospital Comarcal o para visitar sencillamente cualquiera de las dos villas marineras en viajes de ida y vuelta.
Este es un caso patético, no solo de absoluta dejadez por parte del Equipo de Gobierno de Laredo(PSOE-PRC), sino también de absurda prepotencia al negarse a ejecutar una moción presentada en Pleno por el Grupo municipal del Partido Popular y aprobada por el Consistorio y en donde se daba una solución viable a la problemática planteada. Ya, este partido había expresado sus quejas y una profunda preocupación por el estado de abandono del Puntal y acceso hasta el embarcadero que “no está ni muchísimo menos a la altura de esta villa, ni en condiciones mínimamente dignas como lugar de paso de los peregrinos” indicaron entonces. Las condiciones fueron calificadas por esta formación política como “desoladoras” hace ya dos años de cara, entonces, al Año Jubilar 2021. Las denuncias realizadas por aquel entonces con una explanada que en tiempos de fuertes vientos se llenan de arena y dificultan el tránsito de los peregrinos que no sin grandes dificultades se prestan a coger la barca camino del Puntal. No menos decepcionante resulta el estado de las rampas de madera de acceso a la playa, con la madera total o parcialmente podrida por el paso del tiempo y su diario uso por parte de los muchos visitantes que por allí frecuentan.
La situación no ha cambiado para nada, muy al contrario, ha empeorado en un lugar por donde transitan personas con discapacidades físicas, peregrinos cargados con sus mochilas o pacientes que vienen del Hospital de Laredo con dolencias físicas y mayores de edad, viéndose todos ellos obligados a atravesar esa zona arenosa inmensa que dificulta enormemente el tránsito o una rampa de acceso al embarcadero plagada de agujeros. De no invadir la arena la explanada del Puntal, las muchas deficiencias del asfaltado constituyen un pronunciado riesgo de accidentes. No hay que olvidar en ningún momento a las familias que acuden con sus hijos, algunos todavía en cochecitos de bebé, a pasar sus ratos de ocio a esta emblemática zona de Laredo que ya no es lo que era, porque se encuentra muy degradada a pesar de su alto nivel turístico.
Un estado de este tramo del camino “espantoso”
Las quejas son constantes por parte de quienes transitan por esta ruta ante el progresivo deterioro de la misma, según han manifestado a este diario digital los propios afectados. A las dificultades de acceso de las pasarelas se une ahora los efectos de las bajamares que obligan a los peregrinos a desplazarse en una mayor distancia, sin carteles orientativos, ni nada que se le parezca, para embarcarse rumbo a Santoña en un dificultoso camino por la arena. Ello, obliga a estos visitantes a pedir información a quienes se encuentran por la zona, totalmente desorientados, y sin saber por dónde deben continuar su desplazamiento hasta la barca. Es una situación impresentable y que merece fuertes críticas dirigidas fundamentalmente a quienes para adecentar la plaza del mercado tienen que recurrir a una subvención con destino a una Oficina del Peregrino, cuando los peregrinos les importan muy poco a tenor de la lamentable situación en la que se encuentran estos accesos a la barca. El abandono es absoluto. Peor imposible. La imagen resulta deprimente, con la explanada del Puntal repleta de baches, como para torcerse un tobillo o lo que cuadre, o convertida ocasionalmente en una prolongación de la playa y, lo que es peor en un pedregal que ensombrece la luz y el color de este precioso lugar. La falta de mantenimiento y abandono es el santo y seña del resto del recorrido si nos dirigimos, a través de la rampa de madera situada en esta zona, -con un estado de conservación deplorable-, al embarcadero para seguir ruta en barco hasta Santoña.
Una solución viable
Lo verdaderamente triste de esta historia es que existen soluciones que no se han querido llevar a cabo por parte del actual Equipo de Gobierno de socialistas y regionalistas. Así, el Partido Popular presentó una moción al Pleno que fue aprobada y que contenía una salida viable a la problemática planteada para encontrar la adecuada solución a los miles de peregrinos y viandantes que pasan por esta zona camino de la barca del Puntal. Se trataba de crear una senda cómoda, eliminando las barreras arquitectónicas que ofrece la actual ruta, especialmente a las personas con limitaciones en la movilidad.
La propuesta contemplaba la instalación de un embarcadero moderno y accesible para todos, con la construcción de una nueva pasarela y módulo de embarque, aprovechando el espigón del Real Club Náutico de Laredo, conocedores los proponentes de la moción de la buena disposición de esta entidad. Con ello, se eliminaría el fatigoso tránsito por la playa y directamente se embarcaría en el servicio de transporte marítimo Laredo-Santoña. Los peregrinos y demás usuarios se dirigirían directamente a una senda existente al final de los hangares del Náutico, después de las pistas de tenis y de diversos servicios, para desembocar a la altura de la Escuela de Vela y dirigirse al embarcadero de esta entidad. De esta manera se garantizaría el acceso universal de cualquier persona con limitaciones en su movilidad; se reduce el uso de vehículos particulares y el tránsito de viajeros por la arena, con las molestias a bañistas y gente tomando el sol en verano y, por último, impulsa la imagen de Laredo como destino de turismo accesible, sostenible y de calidad. Nada de lo propuesto se ha ejecutado y todo ha quedado en agua de borrajas y el ridículo ante ciudadanos de todo el mundo sigue siendo mayúsculo. Franceses, alemanes, italianos, japoneses, chinos, americanos y de todo el planeta tierra, perplejos ante la imagen tercermundista que está dando Laredo en el marco del Camino de Santiago, por la ruta costera. Y no digamos de los perjuicios a quienes utilizan la barca para venir al Hospital o por simple visita turística. Es el colmo de la incompetencia.
Se calcula que son unos 20.000 peregrinos los que realizan al año la ruta Jacobea y cubren este recorrido del Puntal que más bien parece una carrera de obstáculos, y en torno a 18.000 los usuarios del Hospital provenientes de Siete Villas, utilizando todos esta ruta marítima a través de la barca entre Santoña y Laredo por turismo o cualquier otro motivo.
A este respecto, y según se manifestaba desde el Grupo Municipal Popular “no es aceptable que quienes utilizan esta vía de transporte lo tengan que hacer a través de una pasarela de madera que no llega hasta el barco (debiendo atravesar el último tramo por la arena), con escaleras que dificultan el acceso a personas con limitaciones en la movilidad y sin ningún tipo de señalización para personas con discapacidad visual. Unas barreras que se acentúan todavía más ante la invasión de arenas en la explanada del Puntal, que dificultan, salvo que se hagan grandes esfuerzos físicos, pasar con coches de niño o provistos de mochilas” tal como denunciaron en su día.
Y añadían que “lo primero que tenían que haber hecho los miembros de este gobierno municipal es tener mayor sensibilidad hacia las personas afectadas, y visualizar el problema, que existe y es evidente. Pero, ya que no lo han hecho, se lo recordamos para que se inicien de manera inminente las gestiones previas con organismos tales como la Demarcación de Costas de Cantabria o los responsables de la Reserva Natural para, sin más margen de dilación, adoptar las medidas oportunas que garanticen la accesibilidad universal a los viajeros que eligen este medio de transporte entre los dos municipios”, se señalaba entonces desde el PP. Oídos sordos y soluciones cero.
Cuidando con mimo este rincón de Laredo, de singular belleza paisajística, abandonado ahora a su suerte, aportando iniciativas de mejora del entorno, se prestaría un gran servicio al turismo local, mientras que de otro lado se presenta una ocasión óptima para fomentar otros medios de transporte distintos al coche, y entre ellos el marítimo que, en su condición de transporte colectivo, evitaría el desplazamiento innecesario de miles de coches al año, reduciendo la huella de carbono. La esperanza, en un próximo Gobierno municipal.