Rederas de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco, así como neskatillas y empacadoras de esta última comunidad, han firmado este lunes la nueva Alianza de rederas, neskatillas y empacadoras de la Costa Atlántica Norte y Cantábrica, a través de la que estas mujeres profesionales del mar quieren avanzar en el reconocimiento de su trabajo y en la mejora de las condiciones laborales.
En concreto, la alianza ha sido refrendada por las presidentas de la Federación Galega de Redeiras Artesás O Peirao, María Jesús González; de la Asociación de Rederas de Bajura de Cantabria (Arebaca), Soledad Alonso; de Areba, Asociación de Rederas de Bajura de Asturias, María Teresa Costales; y por María José Ibarbia como presidenta de la Itsas Emakume Langileen Federazioa, organización que engloba a las asociaciones de rederas, neskatillas y empacadoras de Euskadi.
Texto de la Alianza
En el documento que se ha firmado este lunes se recoge el establecimiento de una alianza de colaboración “en aras de la visibilización, la dignificación y la mejora de nuestra profesión de redera”, para así “colaborar de forma activa de cara a afrontar e intentar solventar de manera conjunta y coordinadamente las cuestiones que afectan a nuestro colectivo dentro del sector marítimo-pesquero”.
Con la Alianza se da un nuevo impulso a una larga colaboración entre estas profesionales del mar del norte de España, que llevan años trabajando de forma conjunta en la mejora de sus condiciones. Este trabajo se materializó en el anuncio en 2022 del reconocimiento del coeficiente reductor para las rederas, que se haría oficial con la publicación de la Ley 5/2023, de 17 de marzo, de pesca sostenible e investigación pesquera.
La firma del actual acuerdo implica el trabajo coordinado en temas como información, formación, mejora de la profesión, fomento de empleabilidad, optimización y reconocimiento de derechos y prestaciones y otras que se consideren fundamentales y que fomenten su visibilización, dignificación y la mejora de sus condiciones sociolaborales, tal y como recoge el texto de la Alianza. En este sentido, resulta esencial impulsar medidas socioeconómicas para el colectivo por las paradas estacionales de la flota, así como otras que garanticen la percepción de un salario digno, nunca inferior al SMI, y de las prestaciones sociales básicas, mediante las modificaciones que sean necesarias en el sistema de cotizaciones.
Se pone además el foco en la lucha contra el intrusismo profesional, uno de los principales problemas que enfrenta el colectivo de rederas en la actualidad. También se desarrollarán las iniciativas necesarias para garantizar el relevo generacional, clave en un oficio que ha visto menguar en los últimos años el número de personas dedicadas a este trabajo, con el trabajo conjunto hacia la creación de enseñanzas regladas de esta profesión, que aseguren la profesionalización del oficio y su continuidad. Otro de los aspectos a ejecutar es el reconocimiento de todas las enfermedades profesionales que se derivan de su desarrollo.
Como queda reflejado en el documento firmado este lunes, para llegar a estos logros es clave la presencia y reconocimiento de estas trabajadoras “como un colectivo profesional imprescindible en el sector pesquero”. Aquí resulta esencial la inclusión de este colectivo en la Ley de pesca, así como en los textos que se deriven de su desarrollo y en las mesas de negociación de las diversas estructuras sectoriales.
Situación del colectivo
El colectivo de rederas, junto con el de neskatillas y empacadoras de Euskadi, enfrentan una situación de declive. Según el informe “Rederas: un oficio desconocido”, presentado en 2012 y elaborado por la Red Española de Mujeres en el Sector Pesquero, en 2010 había 763 profesionales de este tipo en toda España, de las que 605 estaban en Galicia, 34 en Asturias, 16 en Cantabria y 74 en País Vasco. Desde entonces, las cifras han cambiado: de acuerdo al estudio “Diagnóstico sociolaboral das redeiras galegas”, solo en Galicia quedaban 375 profesionales en 2022. Ante esta situación, se hace necesario un trabajo conjunto que permita garantizar la supervivencia y profesionalización de un oficio esencial para todo el sector de la pesca.