El Gobierno de Cantabria quiere aprovechar que hoy se conmemora el Día Internacional de la Asistencia Humanitaria para ratificar su compromiso con las organizaciones y trabajadores humanitarios que “de forma silenciosa y desinteresada” ayudan a millones de personas que sufren las consecuencias de desastres naturales o conflictos bélicos en cualquier lugar del mundo.
La consejera de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, Begoña Gómez del Río ha insistido en recordar, precisamente hoy, que “cada día en muchos países las crisis humanitarias no cesan y millones de personas viven inmersas en situaciones de vulnerabilidad y emergencia, que necesitan de nuestra ayuda”. Es buen momento para destacar la labor que realizan todos los cooperantes humanitarios y, al tiempo, recordar la solidaridad de los cántabros, que siempre se han volcado con los más necesitados, ha añadido.
Por eso, el Ejecutivo regional, a través de la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad ha iniciado la tramitación de un decreto de concesión directa de 100.000 euros al Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) para hacer frente a la crisis humanitaria ocasionada por los terremotos que asolaron Siria y Turquía el pasado 6 de febrero.
Se trata de una ayuda de emergencia destinada a la atención directa de la población infantil de Siria, asolada por los seísmos, con importantes necesidades de asistencia alimentaria de emergencia y acceso al agua, saneamiento e higiene. En este sentido, el proyecto se enfoca en asegurar el acceso a alimentos y agua potable a la población infantil afectada por los terremotos en Siria.
Así, en línea con los objetivos de la Consejería de priorizar la atención a las situaciones de vulnerabilidad y emergencia de los países empobrecidos y contribuir a preservar la vida de la población más frágil y desprotegida, el Gobierno regional renueva el compromiso solidario de la sociedad cántabra.
Los movimientos de tierra no solo dejaron tras de sí 40.000 muertes y 116.000 personas heridas en Turquía y Siria, sino que, en este último país, se añadieron sus consecuencias a los efectos de 12 años ininterrumpidos de guerra.