El Ayuntamiento de Colindres colabora con la Red de Semillas de Cantabria, en la celebración el próximo domingo, 2 de marzo, de un intercambio de semillas en el municipio, en una jornada por la biodiversidad agrícola.
La Red de Semillas de Cantabria es una Asociación de Agricultores Ecológicos, que busca mantener la biodiversidad agrícola, trabajando con variedades locales de plantas cultivadas, multiplicando las semillas y promocionando su utilización.
Aquellas personas que lo deseen pueden acercarse a partir de las 11:00 horas a la Casa de Cultura de Colindres para compartir las semillas que les sobran y conseguir otras variedades interesantes para sus huertas.
“Los intercambios de semillas se conciben como espacios para compartir entre vecinos. Se trata de poner fecha y lugar a un acto antaño cotidiano que se ha ido perdiendo en los últimos años”, explica Yolanda Arce, concejala de Medio Ambiente.
Desde la Red de Semillas de Cantabria apuntan que “compartir las semillas entre vecinos ha sido una labor importante a lo largo de la historia. Pero este sencillo acto, tan habitual hasta hace unas décadas, no consistía sólo en el intercambio de las simientes, guardadas del año anterior, sino que era un vehículo para la transmisión de la cultura. Con las semillas, los vecinos compartían también el conocimiento sobre los cuidados que éstas requieren, la forma de cosechar y conservar los frutos, las mejores recetas para cocinarlos o la manera de multiplicar sus semillas”.
El alcalde, Javier Incera ha querido “animar a participar también a todos aquellos que, no disponiendo aún de semillas, tengan interés en recibir orientación, conseguir simientes de variedades autóctonas o conocer un poco más acerca de la Red”.
Los cambios en el modo de vida están provocando la desaparición de la diversidad agrícola, así como la cultura asociada a ella. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertaba en un informe de 2010 de que el 75% de las variedades genéticas agrícolas habían desaparecido entre los años 1900 y 2000.
“Muchas de las semillas están en manos de los mayores, y su legado se pierde con su ausencia. Los intercambios nos sirven para mantener vivas las variedades tradicionales, asentadas en el territorio, y propiciar que afloren algunas que sólo se conservan por unos pocos hortelanos de los de antes”, explican desde la organización.